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¿Qué es un niño?

Por CIELMEX el 13 septiembre, 2011 en Anuncios, Semblanza
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Información ampliada sobre la participación de Silvia Heyser Guerrero Psicoanalista y Directora del CIEL en el programa de Once TV.  «Mi hijo es amigo de lo ajeno»

 

Lo primero que se contempla en el campo psicoanalítico antes de abordar cualquier tema al respecto del niño es una pregunta central:

 

¿Qué es un niño?

 

«Es cabalmente un sujeto», pero ¿estamos seguros de ello? a lo largo de la historia vemos en la pluma de los analistas dirigirse al niño como joven-sujeto lo cual nos indica que se confunde el concepto de sujeto con el de la persona y el del individuo, lo cual nos convoca a distinguir que es un sujeto en el campo psicoanalítico para poder acercarnos a una definición satisfactoria de lo qué es un niño de acuerdo a coordenadas estructurales.

 

Fuera del psicoanálisis.

 

A lo largo de la historia la definición de niño se ha modificado en función de las ideologías, que independientemente de cuales sean sus variaciones tienen un punto en común que no tiene tanto que ver con la edad sino con la referencia al trabajo.
Consideramos que es un hecho de estructura que el trabajo social sea reconocido como el intercambio que pone en juego algo que en psicoanálisis tiene que ver con el goce ya que, cuando nos referimos al trabajo, éste conserva una estructura de explotación del hombre por el hombre.

 

Dicho lo anterior podemos acercarnos a un primer nivel de clarificación de que es un niño dado que tendrá que ser aquel que no trabaja, que incluso que no puede y no debe trabajar, eso no impide ciertamente el poder llevar al niño a que trabaje, distinguiendo que el saber de un niño no tiene ningún valor y a esto se le nombrará como un proceso de aprendizaje. Una de las observaciones hechas en este sentido es que el niño no podría llevar a cabo un contrato social con valor ya que no se le considera como un sujeto comprometido por su palabra lo cual no impide que a veces su palabra puede hacer acto.
Esta noción de la palabra infantil que da testimonio del rechazo a comprometerse en el mundo de trabajo de adultos es sin duda una referencia de Lacan.

 

Podemos decir que de acuerdo al código napoleónico, del cual somos herederos, el estado infantil es definido como el que no trabaja. En el caso de las mujeres su primera reivindicación fue su derecho al trabajo, ahora bien en el campo psicoanalítico el derecho al goce es algo diferente que será siempre reclamado por aquello que  justamente están hartos de trabajar, el trabajo y el goce se conjugan al nivel del inconsciente.

 

El derecho que tiene siempre una relación con la ley, cada quien es definido por su ser social como ciudadano y como individuo, el sujeto cabal es el individuo que expresa el compromiso social de que nadie puede ignorar la ley, en el caso del niño jurídicamente es considerado civil y penalmente como no responsable de sus actos salvo excepciones pero sobre todo esto es lo importante, el derecho no le da los medios de disponer de su acto, su firma no vale nada, no hay acto notarial o matrimonial para él en realidad, es más bien una prevención, es decir, respecto de él sería una interdicción de su acto más que una verdadera absolución de sus consecuencias. En este registro la distinción entre el adulto y el niño  es precisa y debemos tener en cuenta estos datos en la medida en que el discurso analítico no invalida a los otros discursos independientemente de que no estamos en el mismo terreno, habrá que entender muy entonces cuando Lacan profiere que lo analítico priva sobre lo jurídico no es para alentar la delincuencia generalizada.

 

Llegamos ahora a la persona, la persona cuya conducta está codificada, fijada, es siempre la misma, cualquiera sea el contexto; es lo que le da una presencia, una consistencia estable, su deseo y su goce están en juego.

 

Lacan no evacuó este termino de persona de su enseñanza, la persona es el sujeto correlacionado con su goce, ella puede ser remitida entonces al fantasma, la persona es como el individuo un falso ser, pero a la inversa su definición toma en cuenta aunque a la vez la enmascare, la división del sujeto entre el significante y lo real del goce, es así que su confusión se mantiene por el nombre propio cuya función es la de suturar la hiancia del ser del sujeto.

 

La distinción es precisa en Freud y se acentúa en la constitución del aparato psíquico, no solamente distingue al niño del adulto en torno a la pubertad biológica realizada, sino que también en relación a ella define los estados del sujeto: infancia, latencia, pubertad, adolescencia, madurez, y que hay que entender que si bien Freud reconoce el sustrato biológico no es éste en una idea biologísta lo que determina lo psíquico.

 

La maduración biológica del cuerpo es un rasgo distintivo difícil de evitar solo que los psicoanalistas apuntamos aquí más bien a lo que da en llamarse esquemáticamente la experiencia de la vida.
La noción de aprendizaje ocupa aquí el primer plano, el niño puede aprender a saber, aún cuando esta adquisición de un saber que es siempre suplementario no es homogénea al saber inconsciente. Al respecto no se puede prescindir del discurso universitario en la formación del sujeto. En este recorrido el adulto se caracterizaría por un «eso basta como esta» mientras que para el niño eso nunca es suficiente.

 

Continuará.

 

Referencia.

Valas, Patrick. (1989) ¿Qué es un niño?. En Niños en psicoanálisis, Argentina: Editorial Manantial, 1° Edición.

 

 

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